Aquí os dejo un artículo de nuestra colaboradora Carmina Moliner.
Alimentarse y cuidarse en verano.
Entramos en el verano y el verano nos ofrece luz y calor por doquier y se manifiesta esplendoroso, tanto en frutos como en flores y plantas, que nos proporcionan además de belleza y abundancia, el alimento y las virtudes para que sea posible una buena salud y bienestar en esta época del año.
Algunos trastornos, que en otras épocas pueden ser ocasionales, en estos meses se ven agravados, a consecuencia de las elevadas temperaturas y por la cantidad de horas de luz solar que nos suelen activar. Estos factores son, el insomnio, ocasionado mayoritariamente por la cantidad de horas de luz; La deshidratación, con la consecuente pérdida de minerales y de agua, que la calor y la sudoración excesiva producen y que se nota tanto a nivel interno como en un exceso de sequedad en la piel y mucosas y que tienen como resultado el agotamiento, el cual produce irritabilidad, cansancio y con ello, mal humor.
Aparte de lo inevitable si le sumamos a nuestra vida cotidiana unos hábitos alimentarios inapropiados para esta temporada estival, los pormenores pueden convertirse en problemas mayores. Las comidas rápidas y procesadas que contienen abundantes grasas, aditivos y que además están exentas de sus vitaminas y minerales naturales por el proceso que han sufrido, incrementan el problema y lo agravan, ya que, no solo no nos aporta aquello que nuestro cuerpo requiere, sino que sobretodo, nos roban nuestras reservas al gastar energía para tener que metabolizar estos comestibles.
Para evitar y contrarrestar estos contratiempos ocasionados por hábitos no saludables, podemos optar por alimentarnos con los frutos y hortalizas que la naturaleza nos ofrece en los meses de verano, que son de hecho los que mayor cantidad y calidad de hidratación nos aportan y que por ello la naturaleza nos los ofrece ahora.
Las frutas de temporada y si pueden ser ecológicas, que ahora invaden nuestros campos y mercados como lo son las cerezas, los albaricoques, las ciruelas, los melocotones, los melones y las sandias, nos proporcionan agua en abundancia, glucosa, vitaminas hídricas y sales minerales, ya que la mayoría contiene carotenoides, que nos protegen la piel, la vista y las mucosas internas; otras nos obsequian con vitaminas hídricas(Vit.C y del grupo B) y con clorofila para refrescarnos y que la luz que recibimos se transforme en energía.
Al igual que las frutas, las hortalizas ecológicas en el verano, también nos aportan las necesidades que se requieren en esta época. Los tomates, los pepinos, los calabacines, las berenjenas y las judías, son sin duda las grandes protagonistas. Abundante agua, minerales y vitaminas nos vuelven a nutrir con lo que más necesitamos. Así pues, la alimentación estival debe ser más rica en alimentos vegetales frescos y carnosos, con abundante agua, que se puedan comer sin exceso de cocina, para hidratar nuestro cuerpo, aportando el frescor que requerimos.
Para aquellas personas que tengan dificultad para conciliar el sueño debido al estrés, optaremos por incrementar en la cena verduras como la lechuga, berros o los canónigos que contienen principios activos relajantes.
Otro de los contratiempos que podemos tener en el verano, es el exceso de sudor.
Las plantas medicinales aquí nos pueden ayudar de un modo muy agradable y beneficioso.
La salvia es reconocida por su acción antisudorífica y aquellas personas que sufran de sudoración excesiva o sofocos nocturnos pueden beneficiarse de la acción de esta magnífica planta que se puede tomar tanto en extracto, como en esencia o infusión (fría). También plantas como la Hierba Luisa o la Hierba Buena, propias de esta temporada, nos ayudan con su efecto antiinflamante y descongestivo teniendo un efecto también relajante y son un verdadero placer tomarlas frías como refresco, solas, acompañadas entre si. Podemos tomar estas plantas frescas directamente de la mata o arbusto y combinarlas con te verde. Esta serie de plantas contienen agentes como la clorofila que nos otorgan sensación de frescor y nos quitan la sed.
Para el agotamiento o cansancio producido tanto por el trabajo y el estrés como por la falta de descanso, podemos apoyarnos con plantas adaptógenas, como lo es el eleuterococo o la guarana que se venden en forma de cápsulas o extracto fluido. Estos complementos nos vigorizan y nos capacitan para que nuestra jornada sea más llevadera. Estos adaptógenos los tomaremos antes de emprender nuestra jornada de trabajo, y los distanciaremos de la hora de irnos a descansar.
No obstante si la irritabilidad nos impiden un buen sueño o descanso, lo podemos paliar o eliminar con las virtudes de plantas como la pasiflora, la melisa o el espino blanco, propias de esta época del año.
Aunque el modo de preparar estas plantas es en infusión, todas ellas podemos tomarlas bien a temperatura ambiente o fría a modo de refresco con hielo incluido y se puede edulcorar con estevia (saludable y sin calorías) o con algún sirope suave como el de ágave y acompañarlas de unas rodajas de limón que hace el refresco mucho más agradable. Espero que paséis un buen mes de julio y que mis consejos os ayuden a llevarlo de la mejor manera posible.
Carmina Moliner Herbolaria y dietista
20 Junio 2013